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Qué ver en Inglaterra Bath

Qué ver en Inglaterra

Bath

Atracciones turísticas en Bath

A 156 kilómetros al oeste de Londres se encuentra Bath, la ciudad-condado de Somerset. Está ubicada en un meandro del río Avon y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1987.

Fundada por los romanos en el año 43 d. C., fueron ellos quienes construyeron el complejo de aguas termales y el hermoso templo dedicado a la diosa Sulis Minerva que aún conserva la ciudad.

La arquitectura georgiana, con más de 5000 edificios, es la protagonista del diseño urbanístico de esta hermosa urbe, junto a unos cuidados jardines, otorgándole los atributos de orden, proporción y elegancia, en definitiva perfección estética.

Como buena ciudad de origen celta que se precie, Bath tiene su propia leyenda según la cual el príncipe Bladud fue expulsado de sus tierras por leproso, pero en el 860 a. C. descubrió las propiedades curativas de unos manantiales termales cercanos al río Avon, lo que le permitió curarse de la enfermedad y volver a la corte para coronarse rey.

Para los amantes de la belleza, viajar a Bath será un auténtico disfrute. Todo aquel que decida hacer un recorrido por el Sudoeste de Inglaterra, debería contar con esta pequeña ciudad como un imprescindible en su itinerario porque desprende armonía, pulcritud, proporción y categoría por los cuatro costados, razones más que suficientes para visitarla.

Qué ver en Bath:

Pasear tranquilamente por la ciudad y deleitarse con la belleza de sus calles, fachadas, jardines y plazas, es sin duda el mejor plan que se puede hacer en Bath.

Gran parte de los elegantes edificios georgianos de los que hace gala, fueron diseñados en el siglo XVIII por los arquitectos John Wood, padre e hijo. Idearon una estética urbanística neoclásica acorde con la propia expresión natural del jardín inglés, en la que se respeta la libertad e irregularidad con la que se muestra la naturaleza. Se construyeron con piedra de Bath, de un característico color miel, y se integraron en los espacios verdes con total armonía, escondiendo símbolos masónicos en su distribución, tales como el sol, la luna y la llave, y son apreciables a vista de pájaro.

Las edificaciones más destacables de estos arquitectos fueron el Circus, la obra maestra del clan familiar, que consiste en un complejo residencial en forma de anillo formado por tres cuerpos iguales y con una plaza en el centro; Las Assembly Rooms, que se usaron como salas de reuniones para bailes, conciertos y juegos de azar y que eran frecuentadas por personalidades importantes de la época como Jane Austen o Charles Dickens; y el Royal Crescent, otra área residencial de diseño elíptico y estilo jónico palladiano, con una gran plaza central cubierta por césped.

Sin lugar a dudas, la atracción más popular de Bath son las Termas Romanas y el Templo de Sulis Minerva, dedicado a la deidad producto de la unificación de la diosa celta Sulis y la diosa romana Minerva, y una auténtica joya de la arquitectura romana.

En la zona exterior se encuentra la piscina de aguas termales rodeada de un templete sujetado por columnas. Consta de distintas áreas diferenciadas: para aprovechar las propiedades curativas de sus aguas en forma de baños fríos, templados y calientes o bien para la diversión. También había una sauna de calor seco. Este lugar a cielo descubierto, invita a la relajación, pero también deleita la vista con las imponentes esculturas de los emperadores y generales romanos y la abadía al fondo. En el siglo XVIII este sitio fue recuperado y Beau Nash transformó a la ciudad en un destino de moda de vacaciones en Inglaterra, conservando hoy en día un gran auge de visitas.

Para quien desee una experiencia similar a los romanos y disfrutar de las mismas aguas, está el Thermae Bath Spa, que cuenta con una piscina exterior en lo alto de una terraza que se ilumina por la noche y es conocida por ser uno de los lugares más originales de Bath.

Por su parte, el Museo Romano también merece una visita. En él se pueden ver reproducciones interactivas de la época y alberga piezas encontradas en el lugar, como por ejemplo muchos objetos hallados en el estanque sagrado y que eran ofrecidos a los dioses. La pieza más importante es la bella escultura de la cabeza de la diosa Minerva, hallada en 1727 y realizada en bronce dorado.

El puente Pulteney es una obra singular muy característica de Bath, y fue realizada por Robert Adam en el año 1769. De influencia palladiana, tiene viviendas y tiendas construidas sobre él, al más puro estilo del de Florencia. Un relajante paseo fluvial en barco por el río Avon, ofrece una perspectiva del puente de lo más bella y romántica.

Pero el verdadero icono de la ciudad es la abadía de Bath. Fundada en el siglo VII y reconstruida en los siglos XII y XVI, se halla ubicada en la plazoleta Abbey Church Yard junto al río Avon y es de estilo gótico perpendicular. Sus coloridas y valiosas vidrieras y su espectacular bóveda de crucería son sus grandes reclamos turísticos. Se puede subir a la torre para obtener una de las panorámicas más encantadoras de toda Bath.

Respecto a los lugares verdes para el descanso y el ocio están Prior Park, desde cuya colina se puede disfrutar de unas vistas muy bonitas de toda la ciudad, y el Victoria Park, ideal para pasar un día estupendo al aire libre disfrutando de la naturaleza.

Comprar en las coquetas tiendas de diseño o entrar a los museos, entre los que destacan el Jean Austen Museum y el Holbourne Museum, es también una buena opción de entretenimiento. Por último, la oferta hostelera se basa en los tradicionales salones de té, donde se puede vivir una experiencia "de lo más british", además de cafés, bares y restaurantes para degustar la deliciosa gastronomía local o de cualquier otra parte del mundo.

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