Qué ver en Namibia

Cañón del río Fish

Hace 300 millones de años, una fractura de la corteza terrestre provocó la formación de este lugar en el sur de Namibia, muy cerca de la frontera con Sudáfrica. Pero no fue hasta hace 50 millones de años cuando el río Fish empezó a escarbar su trayecto. Así, los movimientos sísmicos, el agua, el viento y la gravedad se han encargado de formar el mayor cañón de África y el segundo del mundo después del Gran Cañón del Colorado. Esta distinción se la han otorgado sus 160 km longitud, 27 km de ancho y hasta 550 m de profundidad.

Solamente en época de lluvias el Fish, el río interior más largo, fluye por esta abrupta garganta hacia el sur atravesando la agreste meseta hasta unirse a 70 km con el río Orange.

El parque tiene dos accesos, el campamento Hobas al noreste y Ais-Ais cerca del extremo sur donde se localizan termas y jacuzzis con aguas tratantes. A 10 km del primero se encuentra el "Mirador del Senderista", donde hay una zona para hacer picnic y disfrutar del paisaje. A unos cuantos minutos al sur está el mirador principal, con unas maravillosas vistas al imponente cañón. Hay rutas de un solo día, pero la más famosa es la caminata de 86 km en 5 días de mayo a septiembre.

En la zona nos podemos encontrar con manadas de la cebra de montaña de Hartmann, grupos de kudú y del antílope Klipspringer, babuinos, dassies, avestruces, garzas, avutardas, el águila negro y el leopardo, aunque en la actualidad se ha visto muy pocas veces. En cuanto a la vegetación tanto en la parte superior, como en las laderas del cañón, se ven en su mayoría euforbias y algún Aloe rojo y Aloe gariepensis. En la parte de la base del cañón donde hay agua es bastante exuberante, palmeras y hacia la entrada de Ai-Ais, se observan camelthorn, tamariscos y ébanos principalmente.

Por supuesto que esta gran obra de la naturaleza tampoco se libra de su propia leyenda particular. Y es que dicen los nativos, que este fenómeno geológico lo formó una serpiente gigante. Es posible, pero lo que verdaderamente está demostrado es que su inmenso y serpenteante recorrido hipnotiza los sentidos de aquel que tiene la suerte de encontrarse cara a cara con el segundo lugar más visitado de Namibia.