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Nido del Tigre

Atracciones turísticas en Nido del Tigre

Taktshang Goemba es el monasterio más famoso de Bután y uno de los templos más venerados al que acuden peregrinos de todas las partes del país.

Colgado de un escarpado acantilado entre bosques de pinos a 3240 m de altitud, el afamado Nido del Tigre es un bellísimo monasterio que se construyó en el siglo XVII, pero la insuficiente vigilancia de las velas encendidas en las estancias de madera propició el incendio del edificio, aunque fue reconstruido en 1998.

Según cuenta la leyenda en el siglo VIII el gurú Rinpoche voló hasta aquí a lomos de una tigresa para someter a un demonio que asustaba a la población local y se quedó meditando en una cueva durante tres años, tres meses, tres días y tres horas y convirtió a todo el valle de Paro al budismo.

Desde abajo, antes de comenzar la caminata de subida, apenas se distingue el minúsculo edificio en la montaña. El empinado trayecto de ascenso al Nido del Tigre supone unas dos horas y media. Hay que empezar a andar a un ritmo lento para acostumbrar a los pulmones a trabajar a esa altitud y no fatigarse demasiado. Las personas que tengan dificultades, podrán ascender a caballo hasta la mitad del recorrido, pero el tramo final solo se puede hacer a pie. Los caminos de piedra y arena están franqueados por los bosques que se abren de vez e cuando para dejarnos ver el avance en el camino, cómo se va alejando el valle y cómo se va acercando el templo.

A mitad del recorrido hay un restaurante donde todo el mundo hace una parada con el objetivo de reponer las fuerzas. Comer en una de sus mesas del exterior brinda a los caminantes una de las mejores experiencias del viaje al Nido del Tigre porque permite contemplar y admirar pausadamente entre las flores rojas de los rododendros, cómo el monasterio desafía la verticalidad brindando una de las panorámicas más cautivadoras de esta increíble obra arquitectónica.

La última vista del Nido del Tigre antes de bajar las escaleras para acceder al puente de madera que cruza el río, es indescriptible. Frente a frente con él, conmueve la idea de pensar en el esfuerzo que supuso construir semejante edificio sobre un lugar tan insólito e imposible. Y es cuando invade la sensación plena y el convencimiento de que en esta ocasión el hombre y la naturaleza se abrazan en perfecta comunión mostrando al mundo algo maravilloso. Al cruzar el puente, el sonido del agua cayendo por el acantilado en cascada celebra que solo queda subir unos peldaños para llegar a la meta y acceder al monasterio.

De los 13 templos que conforman el monasterio, el más importante se sitúa en la gruta en la que meditó el maestro, pero solo abre a los fieles una vez al año. Hay que dejar los efectos personales a la entrada en una taquilla de seguridad, incluidos los móviles, las cámaras fotográficas y de vídeo. Su interior es tan bello como el de los otros monasterios del país pero la sensación de haber conseguido llegar allí te hace verlo aún más. Desde arriba hay unas hermosas vistas al valle de Paro.

El ascenso al emblemático monasterio es un trayecto único en compañía de las montañas, los bosques y el cielo, del polvo del camino, del aleteo de las banderas de oración y del traqueteo de las ruedas de plegaria. Viajar al Nido del Tigre es una experiencia abrumadora e inolvidable que debería hacerse al menos una vez en la vida.

De momento Nido del Tigre no está disponible

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