Famosa por sus ciudades medievales, sus urbes creativas e innovadoras y sus deliciosas, aunque potentes, cervezas belgas, Bélgica es un país diminuto con mucho que ofrecer. Situada en Europa occidental, Bélgica comparte fronteras con los Países Bajos, Alemania, Francia y Luxemburgo, y cuenta con una costa bañada por el mar del Norte. Las ciudades más populares para visitar en un recorrido por Bélgica son Brujas, Gante, Amberes y Bruselas.
El país está dividido en tres regiones bien diferenciadas: Flandes, Valonia y Bruselas-Capital, siendo esta última la más pequeña pero también la más poblada. Hogar de una mezcla de hablantes de neerlandés y francés, además de pequeños grupos de población germanohablante, la cultura belga es una combinación de las tres influencias. Además, la capital belga, Bruselas, es conocida en todo el mundo por ser la sede de la Unión Europea. Un viaje a Bélgica es la oportunidad perfecta para sumergirse tanto en los encantos tradicionales como en el ambiente moderno de uno de los países más compactos y fáciles de explorar de Europa.
La mejor época para visitar Bélgica es durante el verano, especialmente si se quiere aprovechar la extensa red de carriles bici que conecta las principales ciudades con los idílicos pueblos y paisajes del campo belga. Por otro lado, el invierno suele traer una ligera capa de nieve a este país de tierras bajas, creando escenarios de cuento en las ciudades medievales belgas, como Brujas o Amberes.
Historia de Bélgica
Hogar de 60 lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Bélgica ofrece una riqueza cultural impresionante para un país de su tamaño. Desde la época romana, la historia de este país ha sido una sucesión de invasiones y conquistas, y su colección de castillos en ruinas, calzadas romanas y ciudades medievales permite descubrir este pasado tan fascinante. Pasear por las calles llenas de historia de la antigua Brujas o admirar la Ciudadela de Namur deja claro que unas vacaciones en Bélgica son un viaje a través de la historia.
Bélgica, tal y como la conocemos hoy, no existió hasta 1830, tras la Revolución belga, cuando logró su independencia de los Países Bajos. Ya en aquel entonces, esta parte de Europa era conocida por su riqueza, gracias a sus rutas comerciales y marítimas. El rey Leopoldo I fue el primer monarca belga, y el día de su coronación se celebra cada año el 21 de julio. Durante el siglo XX, Bélgica emergió como una potencia colonial en África y también fue campo de batalla durante las dos guerras mundiales.
Hoy en día, Bélgica cuenta con uno de los niveles de vida y calidad de vida más altos de Europa. Además, está considerada uno de los países más seguros del mundo.
Naturaleza en Bélgica
Las tierras bajas de Bélgica ofrecen mucho a los amantes de la naturaleza. Desde los vales frondosos y ríos serpenteantes de las Ardenas hasta los remotos Altos Fagnes, habitados por jabalíes y ciervos, unas vacaciones en Bélgica brindan multitud de oportunidades para conectar con la naturaleza. Además, el país alberga unas 350 especies de aves. Los mejores lugares para disfrutar del aire libre en Bélgica son sus bosques protegidos, parques naturales y reservas de fauna y flora.
Una de las joyas naturales más destacadas es el Parque Nacional Hoge Kempen, la mayor zona protegida de Flandes. Este bosque alberga más de 6.000 especies de flora y fauna, además de lagos, pinares y brezales en flor. Es ideal para disfrutarlo en excursiones a pie o en bicicleta.
Otro lugar imprescindible si se viaja a Bélgica es el Parque Natural de las Hautes Fagnes-Eifel. Designado reserva natural desde 1957, es la zona natural más famosa del país. Los Altos Fagnes albergan el punto más alto de Bélgica y se caracterizan por sus bosques y turberas. Aquí hay una abundante fauna salvaje, incluidos ciervos y jabalíes.
Un verdadero paraíso para la observación de aves, la Reserva Natural del Zwin, situada en la costa belga, cerca de la frontera con los Países Bajos, ofrece espectaculares vistas al mar. Es un importante lugar de cría para aves marinas y también acoge numerosas especies migratorias.
Por último, el Bosque de Soignes, en el suroeste del país, es hogar de algunos de los paisajes más emblemáticos de Bélgica. Este inmenso bosque, antaño coto de caza de la familia imperial de los Habsburgo, es hoy Patrimonio Mundial de la UNESCO. Poblado de hermosos hayedos y robledales, aparece con frecuencia en obras de arte del Renacimiento y se disfruta especialmente en otoño, cuando las hojas se tiñen de tonos cálidos y dorados.
Cultura en Bélgica
La tierra del chocolate, los mejillones con patatas fritas, las cervezas trapenses y Tintín, Bélgica está repleta de excelente gastronomía, tradiciones y lugares únicos, lo que hace imposible no enamorarse de este orgulloso país europeo.
Además de la interesante fusión de las culturas francesa, neerlandesa y alemana, Bélgica es conocida por su vibrante folclore, que se muestra en los frecuentes festivales locales. Destacan el Carnaval de Binche, con sus enmascarados Gilles, o la Procesión de los Gigantes y Dragones de Ath.
La gastronomía belga es absolutamente deliciosa, y si viajas a Bélgica, no te sorprendas si ganas algún kilo debido a los sabrosos platos que se ofrecen aquí. Mejillones con patatas fritas, gofres, patatas fritas y chocolate son solo algunos de los productos de los que Bélgica se siente especialmente orgullosa.
El país también cuenta con una larga tradición pictórica, habiendo producido algunos de los mejores pintores de Europa. El arte religioso de Van Eyck y el legado barroco de Rubens se encuentran entre los más notables. Bélgica alberga magníficos museos, como el Groeningemuseum en Brujas o los Museos de los Maestros Antiguos y Magritte en Bruselas. El Museo del Cómic es otro espacio cultural excepcional donde se pueden seguir los orígenes de héroes belgas como Tintín.
