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Qué ver en Bielorusia Minsk

Qué ver en Bielorusia

Minsk

Atracciones turísticas en Minsk

Centro administrativo y capital nacional de Bielorrusia, Minsk es la ciudad más grande y poblada del país con casi 2 millones habitantes. Se encuentra ubicada en la cuenca del río Dniéper entre los ríos Svíslach y Nyamiha y está dividida en 9 distritos administrativos. La primera mención de la ciudad data del siglo X, posicionándola así en una de las ciudades más antiguas de Europa. Su peso histórico es innegable. A las centurias de asaltos mongoles, lituanos, polacos y rusos le siguió el impacto de la Segunda Guerra Mundial, que la destruyó casi por completo, y los años de aislamiento por su pertenencia a la URSS, mientras los cuales fue reconstruida hasta alcanzar su soberanía en los 90, a partir de cuya fecha ha comenzado a crecer de forma independiente hasta llegar a la actualidad, en la que se respira un claro aire de prosperidad. Aunque su trazado urbano soviético y estética estalinista al estilo imperial es innegable por sus construcciones “a lo grande” de largas y anchas avenidas, plazas abismales y enormes monumentos, lo cierto es que Minsk también exhibe un corazón histórico empedrado que resistió a los bombardeos nazis en forma de restos de murallas, castillos, torres, templos de estilo barroco y algunas pinceladas neoclásicas.En cualquier viaje a Minsk se descubrirá una ciudad pulcra, ordenada, moderna, tranquila, vital, segura y bien comunicada, y estos son algunos de los adjetivos más repetidos por sus visitantes. Aunque todavía son pocos, es un hecho que la ciudad cada vez atrae más la curiosidad del viajero y empieza a despertar activamente al turismo.

Qué ver en Minsk

Son numerosos los puntos de interés de Minsk. Muchos de ellos se encuentran en torno a la Avenida de la Independencia o Prospekt Nezavisimosti. Sus 15 km de largo y 42 de ancho la proclaman como la vía principal de la ciudad cruzándola del centro al noroeste. A través de ella se accede al centro de la llamada “ciudad alta”, encuadrada sobre una pequeña loma y donde se encuentran los edificios antiguos que sobrevivieron al desastre de la guerra y otros tantos reconstruidos según el estilo típico del siglo XIII. La Plaza de la Libertad alberga el elegante e inmaculado Ayuntamiento de construcción neoclásica y columnas jónicas, la Catedral del Espíritu Santo de fachada blanca y tejados verdes que se erige como el templo más importante para los cristianos ortodoxos del país y la Catedral de la Virgen María, el más importante para los católicos. Otra de las plazas más famosas es la Plaza de Octubre donde se encuentra el Palacio de la República o Sarcófago, el Palacio de la Cultura más conocido como el Partenón de Minsk por su estilo neoclásico y el Edificio de la KGB, nombre que todavía recibe la Agencia de Seguridad del Estado. La inmensa Plaza de la Independencia, de 7 hectáreas, es una de las más grandes de Europa. En ella está la Sede de la Universidad, la gran estatua de Lenin, la Iglesia de San Simón y Santa Elena conocida como la Iglesia Roja por el color de su fachada de ladrillos y la escultura del Arcángel San Gabriel abatiendo a un dragón. Bajo el suelo de esta plaza está el centro comercial Stolitsa con cuatro plantas hacia abajo desde la superficie. En el centro de la Plaza de la Victoria, se alza un enorme obelisco de 40 metros de altura coronado con la estrella de la victoria para homenajear a los fallecidos durante la Segunda Guerra Mundial. Es el lugar de celebración de los desfiles. En los tejados de los edificios de corte estalinista y fachada circular que se disponen en torno a ella, hay unas grandes letras rojas que rezan “la deuda histórica del pueblo es inmortal”. Otras calles importantes de Minsk son las bulliciosas Skoriny y Vzyzvalicieliau, la juvenil Zybitskaya, Karl Marx, Lenin y la Avenida Vencedores. A través de uno de los puentes que atraviesan el río Svílach se accede a la Isla de las Lágrimas, una pequeña isla artificial donde se ubica un emotivo monumento formado por una capilla rodeada de gigantescas esculturas que representan a las madres y viudas de los fallecidos en los años 80 durante la Guerra de Afganistán. Produce melancolía observar ese semblante desesperado esperando el regreso de sus hijos y cerca, la escultura de un ángel cabizbajo con las lágrimas deslizándose por su mejilla, se cubre el rostro con sus manos en repulsa a la guerra y la destrucción. Minsk se construyó sobre un bosque, por ello hay muchos parques repartidos a lo largo y ancho de esta ciudad. De hecho, los edificios asoman haciéndose un hueco entre el verde, un éxito de la planificación urbanística, donde cemento y jardines se alternan a la perfección. Parques como el Gorky, el Janki Kupali o el Pieramohi, son magníficos lugares de esparcimiento donde las familias pasean y los jóvenes practican deporte. En Minsk no solamente queda demostrado el protagonismo que se le da a la naturaleza, sino también está patente la importancia que se otorga a la ciencia por sus más 150 instituciones de investigación científica y a la cultura y educación, con 27 escuelas artísticas, cines, el Circo Nacional Bielorruso, ópera y ballet de primer nivel que se representa en sus 12 teatros entre los que despunta el inmaculado y refinado Gran Teatro Académico Nacional y 18 museos, como el famoso Museo Estatal de la Gran Guerra Patriótica, en cuyo edificio ondea la bandera de la URSS. Es una alegoría a la guerra germano-soviética de 1941 a 1944, la más importante del siglo XX y ante la cual Bielorrusia se llevó la peor parte en cuanto al número de víctimas. Mención aparte merece la Biblioteca Nacional. Su diseño futurista en forma de diamante o poliedro de cristal simboliza el conocimiento que la humanidad ha adquirido a lo largo de los siglos y está recubierta de LEDs de colores que proyectan diferentes escenas luminosas. Alberga la tercera colección de libros en ruso más amplia del mundo y en la planta 22 hay un mirador que bien merece una visita para poder ser testigo de una de las mejores panorámicas de toda la ciudad. Los lugares de Minsk para invertir el tiempo libre nada tienen que envidiar a los de las capitales europeas más importantes. El Slolitsa Underground Mall, el centro comercial Zamok y las Galerías GUM son afamados paraísos para las compras. Aquellos que necesiten descargar adrenalina pueden acudir al Parque de Atracciones Chelyuskinites y para los amantes de la vida nocturna, los clubes de recreación Bowling y Billar son una buena opción. La pista de hielo que está frente al Palacio Respubliki es la más concurrida, un cóctel en Sweet And Sour sabe mejor y el Grand Café, Bistro de Luxe, La Scala, Falcone y Vasilki son excelentes restaurantes donde degustar la singular gastronomía del país. Aquél que viaje a Minsk descubrirá una ciudad que se enorgullece de su legado arquitectónico. Quiso ser borrado de la memoria histórica pero resurgió de sus cenizas. Es cierto que exhibe símbolos que aluden a la época de la ocupación soviética pero también está presente el afán por mirar al futuro, aunque eso sí, sin renunciar al pasado. Se podría decir que es como la hermana pequeña de Moscú. Como ésta, presume de un gran poderío urbanístico y monumental, de estética impecable, de belleza sobria y serena, de orden y limpieza. Minsk no se corta en hacerse eco de sus virtudes.Minsk es bonita en verano cuando predomina el sol y las altas temperaturas, cuando las flores huelen y la música suena, pero también es impresionante en invierno, cuando luce blanca y rosada en las frías mañanas y cuando iluminada durante las largas noches, seduce a la mirada.

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