Descubre qué ver en Vientián, la tranquila capital de Laos
Posiblemente no haya ciudad en Laos ni en el Sudeste Asiático más tranquila que su propia capital. Aterrizar en Vientián es como hacerlo en un pequeño pueblo, donde la vida de sus locales es desosegada y en la que a las once de la noche la ciudad se va a dormir hasta que comience el nuevo día. Una calma que contrasta con otros lugares del norte como la turística Luang Prabang o la escandalosa Vang Vieng, conocida por su ambiente festivo.
Vientián es ese alto en el camino que todos necesitamos para tomarnos unos días de relax. Para empaparse de la cultura de Laos, disfrutar de su deliciosa gastronomía y visitar las principales atracciones de la ciudad, que no son pocas.
Situada en un valle del río Mekong, Vientián es una ciudad colonial cuyos pequeños edificios lucen el aspecto francés del siglo XIX. Hoy, la mayor parte de esos inmuebles han sido reconvertidos en elegantes hoteles, restaurantes y modernas cafeterías, algunas de ellas de estilo occidental. Su influencia francesa ha hecho que también sea de los pocos lugares de Laos donde se pueden encontrar pastelerías con cruasanes, napolitanas de chocolates y crepes.
No obstante, la ciudad también cuenta con numerosas casas de comidas con cocina local. La mayor parte de ellas son la residencia de la familia que regenta el restaurante, por lo que es habitual que el comedor comparta espacio con el salón familiar donde frecuentemente hay niños viendo los dibujos o abuelas cosiendo. Un ambiente acogedor donde entrar en contacto con los locales pues, aunque hablan poco inglés y la comunicación con ellos puede resultar complicada, son gente muy hospitalaria.
Otros lugares imprescindibles para degustar la comida local son los mercados de Vientián: Talat Thong Khan Kham, el más grande de la ciudad; y Talat Khua Din son los más frecuentados por los locales, ya que allí es donde realizan muchas de sus compras diarias. Cada noche, además, a orillas del Mekong se organiza otro mercadillo a lo largo de la orilla donde se vende ropa, complementos y hay algunos puestos de comida.
Qué ver en Vientián
Uno de los monumentos más importantes de la capital de Laos es su Arco del triunfo. Conocido por el nombre de Patuxai, que significa puerta de la victoria, este imponente arco de piedra que nos recuerda al de París fue construido por los laosianos paradójicamente en recuerdo a las víctimas de la guerra por la independencia contra la colonización francesa. Sus interiores cuentan con varios accesos que permiten subir a su parte superior, por lo que si se tiene la suerte de que se coincide con su horario de apertura (entre las 8:00 y las 16:30), desde él se obtienen unas increíbles vistas de toda la ciudad. Sobre todo de la avenida donde se encuentra, Lane Xang, la más grande de todas donde se ubican algunos centros comerciales, tiendas de telefonía, oficinas y, justo al comienzo, está también la residencia del presidente. Una enorme fotografía en la puerta de acceso nos permitirá ponerle cara.
En esa misma esquina, además, es donde se halla el templo Sisaket, el más antiguo de la capital y donde se ubica el museo con esculturas de Buda y una amplia colección de cerámica. En sus jardines, además, hay un cementerio budista que se puede visitar, además de varias viviendas donde residen los monjes. Aunque Vientián cuenta con numerosos templos repartidos por toda la ciudad, otro de los más importantes y visitados es el de Pha That Luang, conocido por su enorme estupa dorada. Considerado como símbolo nacional, su imagen podrás verla por todo el país estampada en camisetas u otros souvenirs. Aunque, sin duda, una de las estupas más bonitas de la ciudad y que permanece camuflada en una pequeña plaza en uno de los laterales de Lane Xang es That Dam. Su principal característica es que se trata de una edificación de piedra que, aunque en sus orígenes estaba cubierta de oro, con el tiempo la vegetación ha ido envolviéndola hasta dejarla con aspecto de abandono.
Por último, recomendamos que no te pierdas la visita al Buda Park, el parque más bonito de Laos que se ubica a 25 kilómetros del centro de la ciudad. En él se ubican más de 200 esculturas de piedra budistas e hinduistas repartidas por todo el recinto. La más imponente de todas es el clásico Buda reclinado de casi 120 metros de largo. Otro de los edificios que llaman la atención es la torre de calabaza, a la que se accede por la boca de un demonio. Su interior cuenta con tres niveles que simbolizan el infierno, la tierra y el cielo. En este último, ubicado a 6 metros de altura, es desde donde se obtienen las mejores vistas de todo el parque. A él se puede acceder tanto en excursión organizada, como en taxi o en autobús público.
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