Entre termas y cementerios monumentales en Budapest
Budapest, la capital de Hungría, fue declarada en el año 1934 “ciudad balneario”, debido a que esta ciudad disfruta del mayor número de fuentes termales del mundo. Los romanos fueron los primeros en apreciar sus virtudes, pero fue la influencia turca la que hizo que en Budapest se desarrollara una variada oferta de instalaciones termales, a las que los vecinos acuden de forma habitual para tomar las aguas, relajarse o hacer vida social. El local más famoso es sin duda el del Hotel Gellért, muy apreciado no sólo por las virtudes de las aguas calientes, sino también por su fabulosa decoración art nouveau, un escenario que nos traslada directamente a la época imperial.
Curiosamente, después de los balnearios, otro de los lugares más visitados de la ciudad por los turistas es… el cementerio. El de Budapest, lejos de la sensación deprimente que envuelve muchos de estos espacios en otras ciudades, respira vitalidad al funcionar también como parque público. Lo encontramos muy cerca de la estación de tren de Ostbahnhof, y ocupa nada menos que 56 hectáreas de terreno arbolado. El cementerio Kerepeser o Kerepesi no sólo es uno de los más antiguos de Hungría, sino también el mayor de Europa en cuanto a número de panteones se refiere. En su interior encontramos un paseo con arcadas del s. XX, muy del gusto italiano, que contrasta con el barroquismo del sector más antiguo, donde hay muchas tumbas de artistas y políticos del s.XIX, incluida la de Lajos Kossuth, el héroe de la revolución de 1848. También es característico el Mausoleo del Movimiento del Trabajo, construido durante la etapa socialista. Entre medio, es habitual encontrarse con niños jugando con un balón.
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