Bryggen: el antiguo barrio de madera de Bergen

Bergen casitas de colores

La ciudad de Bergen es una de las que más se recuerdan al regreso de un recorrido por los fiordos noruegos. El por qué hay que buscarlo en su ubicación, en su casco antiguo y en la animada vida nocturna. De entrada, Bergen tiene las espaldas cubiertas por siete cumbres de considerable altura, tanta que en otras épocas el único acceso a la ciudad era por mar.

De hecho, su nombre proviene de montaña en noruego, berg, de modo que no queda duda al respecto. Éste detalle no ha impedido que se convierta en segunda ciudad del país, del mismo modo que en otras épocas fue uno de los pilares de la Liga Hanseática, una asociación portuaria que controló con mano férrea el comercio por el Mar del Norte durante cinco siglos. Era imposible comprar o vender nada que necesitara del transporte marino sin su permiso.

Frente al muelle se instala cada día un mercado de pescado al aire libre, donde no sólo se venden los frutos de la mar en crudo, sino que también se presentan cocinados o, más a menudo, marinados. Para quién le apetezca, a veces es posible probar el filete de ballena, uno de los platos típicos de Noruega.

De forma más habitual, podemos encontrar puestos de hamburguesa de alce y, en verano, frutos rojos como fresas o cerezas, que son una de las pasiones noruegas. Alrededor del mercado, varias avenidas peatonales permiten obtener buenas perspectivas sobre un conjunto arquitectónico emparentado con Centroeuropa, si bien lo que hace única la visita a Bergen no son estas viviendas dieciochescas, si no su barrio de pescadores, realizado íntegramente en madera, conocido como Bryggen.

Bryggen tiene mucho encanto pero es materia delicada: la construcción en madera ha acabado en más de una ocasión con el fuego consumiendo buena parte de sus paredes y suelos. Hoy es Patrimonio de la Humanidad, pero en siglos XIV y XVII eran la residencia de ricos exportadores de bacalao. En su lugar, el espacio acoge al turista actual con una amplia oferta de artesanías y restauración. La fachada marina, con las casitas pintadas de colores, es una de las fotos inevitables del viaje a Noruega.

¿Te animas a conocer esta maravillosa ciudad en un viaje organizado a Noruega?

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